domingo, 15 de noviembre de 2020

!Peligro podas! o "Atrapado en el tiempo".

De la misma forma que Bill Murray descubre, cada vez que se despierta en el pueblo de Punxsutawney, que no ha pasado el tiempo y tiene que volver a retransmitir la famosa fiesta del Día de la la Marmota, así nos sentimos los getafenses de muchos barrios cuando vemos como, año tras año, destrozan los árboles con podas salvajes. Efectivamente, parece que no pasa el tiempo y vemos todos los años las mismas barbaridades en nuestros árboles.

Me siento, como Bill Murray, atrapado en el tiempo. En el año 2011 decidí iniciar un blog para hablar de jardinería urbana en el que he escrito bastante menos de lo que en principio me había propuesto. Uno de los  objetivos de este blog era dar a conocer las malas prácticas que se realizan en la gestión de los jardines y, ciertamente, Getafe me ofrecía una gran cantidad de ejemplos. Una de las primeras entradas trataba de las podas, especialmente agresivas en un barrio como el Sector 3, que dispone de una amplia avenida para el desarrollo de los árboles, la avenida Juan Carlos I. 

En esta calle, las falsas acacias o robinias (Robinia pseudoacacia) llevan sufriendo desde hace más de 20 años unas podas que han conseguido que decenas de árboles mueran, una vez agotadas sus reservas. Todo ello después de haber podado los árboles año tras año, dejándoles a veces solamente el tronco. En algunos tramos de esta calle han muerto más de la cuarta parte de las robinias, como ya comentamos en otra entrada del blog (http://observadorjardineriaurbana.blogspot.com/2011/01/la-nefasta-jardineria-de-getafe-las.html).

Podas del año 2011 en la Avenida Juan  Carlos I. Estos mismos árboles se volvieron a podar los años siguientes.

Hoy me he despertado, un año más, como Bill Murray, con la misma imagen de todos los años, árboles destrozados por podas. En la misma calle. En los mismos sitios donde otros árboles han muerto. Por las mismas razones que años anteriores, porque las pocas hojas que les dejaron fueron incapaces de alimentar un cuerpo tan grande, en el que se incluyen las raíces, que aunque no las vemos también están ahí. Porque esas máquinas vivas que son los árboles están diseñados para funcionar con una cantidad de hojas proporcional a la cantidad de madera. Si solo se les dejan tres o cuatro grandes ramas, es muy probable que las hojas que desarrollen en primavera, sean insuficientes para alimentar un cuerpo tan grande.

Falsas acacias (Robinia pseudoacacia) recien podadas en la avenida de Juan Carlos I.

Hay especies que soportan podas brutales, como las encinas o sus parientes los robles. O los plátanos de sombra, tan frecuentes en nuestras calles. Pero otras no tienen esa increíble capacidad de brotar. Entre ellas la robinia o el olmo siberiano (Ulmus pumilla), también habituales entre el arbolado viario. Los arboricultores lo saben y por eso recomiendan no podarlas tan brutalmente. Pero además, ¿que sentido tiene podar unos árboles tan cruelmente en un  avenida tan ancha? ?¿se nos ha olvidado que una de las funciones de los árboles es dar sombra? ¿o es que vamos a caer en la tentación de sucumbir a algunas quejas vecinales incomprensibles, que protestan por lo que "ensucian" los árboles? ¿O es que los servicios de parques y jardines son incapaces de revisar sus protocolos de trabajo y siguen haciendo lo mismo que hacían hace 20 años?

Realmente no se ha avanzado mucho en el tratamiento de los árboles en las últimas décadas en Getafe. Si comparamos las podas realizadas este año en estas falsas acacias de Getafe con las realizadas hace 9 años en la misma zona, podemos comprobar que son prácticamente iguales. En el año 2011 dejaban, como mucho tres o cuatro muñones a partir del tronco, en el 2020 dejan esos mismos tres o cuatro muñones, en los que salen a veces salvan dos o tres pequeñas ramas. El avance en el tratamiento de los árboles ha sido espectacular. 

Diferencias entre las podas de 2009, izquierda, y las de 2020, derecha. Realmente no hay diferencias.

Este tipo de podas sin sentido se realizaran el año pasado en otros muchos puntos de Getafe. Por ejemplo en la Senda de Mafalda, entre el metro de Conservatorio y el instituto la Senda, se podaron todos los olmos siberianos, sin que existiera ningún motivo aparente para hacerlo. Es una senda para el uso peatonal, de gran anchura y sin edificios próximos en los que pudieran interferir los árboles. Si había alguna rama seca o con peligro de rotura, la poda para eliminar estos riesgos apena habría afectado a la copa de los árboles. Sin embargo se terciaron los árboles, es decir solamente se dejaron las tres o cuatro ramas principales, que salen donde empieza a dividirse el tronco principal, a dos tercios de su longitud. Algo incomprensible. Como a los olmos les cuesta bastante brotar cuando son sometidos a unas podas tan drásticas, el verano siguiente tenían una copa miserable, que difícilmente será capaz de alimentar al resto del árbol, como se pueden ver en la siguiente foto. 

Poda de olmos siberianos (Ulmus pumilla) el otoño del 2019, en la senda de Mafalda del Sector III. Izquierda antes de la poda y derecha verano del 2020, mostrando la dificultad que tienen los olmos para recuperarse.

Mientras se pone tanto celo en la poda, algo que no acierto a entender, otros aspectos del mantenimiento de los árboles están totalmente descuidados. En esta misma avenida Juan Carlos I del Sector III, ante la pérdida constante de árboles en los últimos años, en gran parte por estas podas sin sentido, se han puesto recientemente nuevos árboles. Se trata de pinos piñoneros (Pinus pinea). Estos árboles estuvieron bastante tiempo sin tutores, cuando se les puso se colocaron mal (muy cerca del tronco), las correas para sujetar el árbol se colocaron mal (en forma de "O" en vez de en forma de "8") y tampoco se ha protegido su base, con lo que algunos han muerto por las heridas causadas por el cortacéped. 

En la misma calle donde se pone tanto celo en tener "muy bien podados" algunos árboles (las robinias) otros se encuentran francamente abandonados. Estos pinos piñoneros son prueba de ello. No solo no se les mantiene bien rectos, por una colocación pésima de los tutores, sino que ademas no se protege su base, lo que ha ocasionado que enfermen por los golpes dados por los cortacésped y al final algunos mueran.

Está claro que se deberían cuidar más los árboles. No podemos abandonarlos a su suerte de esta manera. No se entiende una gestión tan caótica de nuestras zonas verdes: por un lado se poda sistemáticamente sin dejar ni un árbol sin tocar en determinadas zonas y por otro se abandonan los árboles de otras zonas (riegos deficientes, falta de tutores, tutores mal colocados, falta de protección de los árboles cuando hay obras, etc.). En los contratos de mantenimiento de jardines, que se pueden ver en la web https://contrataciondelestado.es/,  no especifica que haya que realizar una poda como la que se hace todos los años. Solo se dice que los servicios técnicos del ayuntamiento dirán a las empresas concesionarias del mantenimiento las  zonas a podar y el tipo de poda. Realmente se podría y debería reducir el tiempo dedicado a las podas y emplearlo en otras labores de mantenimiento, como todas las relacionadas con el riego y el mantenimiento de los árboles en sus primeros años.

En contraste con la gestión de los espacios verdes que se hace en muchas zonas de Getafe, en los últimos años cada vez se da más importancia a los espacios verdes de las ciudades. Las zonas verdes no solo ayudan a reducir la contaminación atmosférica y acústica, fijan el CO2 que está haciendo cambiar el clima y actúan contra la isla de calor que generan el asfalto, hormigón y ladrillo de las ciudades. También se consideran esenciales para la salud de las personas, en todos sus aspectos, físico, psíquico y social, compensando el estresante y a veces caótico, ambiente urbano. Los organismos  internacionales relacionados con el medio ambiente o con la salud están también incidiendo en esta idea de la necesidad y beneficios de las zonas verdes urbanas. Prueba de ello es la publicación de la Organización Mundial de la Salud "Urban green spaces and health" disponible en: OMS (https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0005/321971/Urban-green-spaces-and-health-review-evidence.pdf?ua=1.

Todos los urbanistas dicen que las ciudades del futuro deben ser verdes y cuando no encuentran suficiente espacio para las plantas aconsejan crear tejados verdes y paredes verdes (más conocidos como jardines verticales). Mientras tanto en algunas de nuestras ciudades se acorta la vida de los árboles con estas podas tan incomprensibles. Muchos árboles se mueren y son sustituidos por otros que no siempre se cuidan adecuadamente. No conseguimos tener árboles de gran tamaño, que son los que realmente cumplen las funciones ambientales para las que se les ha puesto en la ciudad. 

La publicación "Replanteando el verde en las ciudades" de la Asociación Española de Cubiertas Verdes y Ajardinamientos Verticales (https://es.slideshare.net/itdUPM/replanteando-el-verde-en-las-ciudades-andreu-massoni), además de mencionar los beneficios ambientales, para la salud y sociales de los espacios verdes, recalca la importancia del tamaño de los árboles, destacando tres aspectos importantes:

  1. El beneficio asociado a los árboles depende de su masa foliar
  2. Los beneficios claros comienzan en copas de 12 m de altura
  3. Los árboles pequeños no generan beneficios.
Nosotros podríamos parafrasear la tercera de las afirmaciones diciendo que los arboles reducidos artificial y sistemáticamente por las podas no generan beneficios. 

Lo peor de muchas de las podas que se hacen en Getafe es que se realizan en zonas en las que los árboles podrían desarrollarse en todo su esplendor, hasta alcanzar grandes tamaños. Por ejemplo las que hemos citado de la Avenida Juan Carlos I o en la Senda de Mafalda y otras sendas del Sector III. O las realizadas en otras calles igual de anchas como la Avenida de los Reyes Católicos de la Alhóndiga o la Avenida de España de Juan de la Cierva. Incluso en plazas y parques como la Plaza de Pinto del barrio de San Isidro, la plaza del Diamante del Sector III, la plaza de España de de Juan de la Cierva, la plaza del Greco o la de Tirso de Molina de la Alhóndiga o en la zona verde más grande de Getafe, el Parque de la Alhóndiga. 

Podas de olmos siberianos en el parque de la Alhóndiga ¿Qué sentido tiene esta poda en un parque donde los árboles están para dar sombra?. Además al reducir tanto su copa sus beneficios ambientales disminuyen en la misma cuantía. 

Podas en olmos siberianos en la avenida Juan de la Cierva y en la plaza de España. De la misma forma que en otras zonas de Getafe, la drástica reducción de la copa de estos árboles no tiene ningún sentido 

Pero mientras en Getafe se reduce el tamaño de los árboles en sitios donde no afectan a ningún edificio o infraestructura, por unas podas incomprensibles, en otras ciudades se dejan crecer los árboles hasta su máximo tamaño, incluso en calles estrechas. Y en los parques, ni se les pasa por la imaginación hacer unas podas tan brutales. 

Izquierda, una calle de Madrid, donde se han dejado crecer los árboles podándolos lo menos posible. Derecha, un parque de Madrid, donde no se podan los árboles.

miércoles, 8 de julio de 2020

Una plaga arrasa con gran cantidad de pinos en dos parques de Getafe

Desde hace años los vecinos nos llevamos quejando de la mala gestión y, en muchos casos también, de la falta de gestión en los espacios verdes de Getafe:
  • Falta de desbroces: numerosas zonas de Getafe son el paraíso de la mala hierba.
  • Podas irracionales que convierten a los árboles de sombra en esqueletos mutilados que no dan sombra.
  • Mal mantenimiento de los árboles plantados, a los que no se les pone tutores en muchas ocasiones, no se protege su corteza de la aparición de grietas de desecación por calor, no se les riega suficientemente y se les deja morir un año tras otro.
  • Riego deficiente en muchas zonas ajardinadas, que causa un estado raquítico de la vegetación, la muerte de numerosos arbustos o el amarilleado del césped.

Dentro de esta mala gestión también está la falta de tratamiento de distintas plagas y enfermedades. Una de estas plagas, la del insecto perforador Tomicus, se ha cebado recientemente en las especies más rústicas y resistentes de nuestros parques, los pinos mediterráneos. En Getafe se plantan principalmente dos de ellos, el pino carrasco (Pinus halepensis) y el pino piñonero (Pinus pinea). El primero es el más resistente a la sequía de todos los árboles peninsulares, después de las sabinas y los enebros (género Juniperus), pudiendo vivir con 300 mm de lluvia al año. El segundo es menos tolerante a la sequía, aunque también crece en el ambiente mediterráneo, en zonas donde llueve menos de 450 mm anuales.

Hay varios factores que debilitan a los pinos a pesar de su extremada rusticidad, entre ellos la propia sequía. En los últimos años las sequías han sido cada  vez más frecuentes e intensas debido al calentamiento global. Por otro lado, al ser los pinos especies que precisan de mucha luz para  vivir (especies heiófilas o amantes del Sol), la elevada densidad de las plantaciones artificiales también hace debilitarse a los pinos dominados por otros de mayor tamaño. Otros factores debilitadores son los fuegos, que eliminan parte de la copa y dañan la corteza, el viento que los tuerce y daña las raíces, o distintas plagas y enfermedades.

Cuando dentro de un rodal de pinos alguno se encuentra debilitado por cualquiera de las causas anteriores, se convierte en más vulnerable a plagas y enfermedades. Los agentes patógenos (bacterias, virus, hongos o insectos), normalmente viven dentro de las poblaciones de árboles en cantidades pequeñas, lo cual impide que causen daños graves. Si las poblaciones de patógenos crecen debido a que atacan a numerosos individuos debilitados, entonces pueden volverse lo suficientemente grandes como para atacar a individuos (árboles) sanos.

Ataque a los más débiles, contagio y extensión de la plaga a toda la población, así son todas plagas, como lamentablemente hemos tenido ocasión de comprobar recientemente. Por eso nos tuvimos que confinar, para evitar el contagio, y por eso se tuvo que aislar a los contagiados. En el caso de los árboles, que no se pueden mover, el aislamiento consiste directamente en la eliminación de los árboles enfermos, antes de que contagien a los de alrededor.

La falta de gestión ha ocasionado que en el Parque de la Alhóndiga haya zonas donde prácticamente no hay árboles mientras en otras los árboles están apelotonados. Esto responde a una alta densidad de plantación inicial, para que los árboles cubran rápidamente el terreno. Posteriormente, a lo largo de los años, la plantación debe aclararse, algo que no ha ocurrido. Otra de nuestras grandes zonas verdes getafenses, el cerro de los Ángeles, sufre el mismo problema. Esta alta densidad de árboles, unido a las sequías de los últimos años pueden haber sido los catalizadores de la plaga.

Fotografía aérea del parque de la Alhóndiga, donde se aprecia la escasa cobertura arbórea de la mayoría de su superficie aunque hay algunas zonas de pinar denso. Las correspondientes al pino piñonero se han visto afectadas por la plaga de Tomicus.

El insecto Tomicus es un coleóptero (escarabajo) de la familia de los escolítidos (perforadores) de unos 4-5 mm de longitud  y de color oscuro. Las larvas alcanzan un tamaño similar y tienen un color blanquecino. La hembra realiza galerías por debajo de la corteza que provocan exudaciones resinosas muy características, síntoma claro de la plaga. Esta producción de resina es una respuesta de defensa de los pinos al ataque del insecto y, en ocasiones, consiguen impedir su entrada. Al final de estas galerías crean una cámara donde ponen los huevos en varias puestas, desde otoño a primavera.

Tomicus y detalle de las perforaciones en un pino piñonero del parque de la Alhóndiga, algunas con exudaciones de resina

Los daños producidos al árbol por los adultos tienen lugar principalmente en las ramillas terminales, donde se alimentan antes del apareamiento y la puesta de los huevos. Por su parte, las larvas son las que más daño causan al árbol al realizar túneles en el floema, tejido localizado debajo de la corteza por donde circula la savia elaborada. Cuando la población de larvas es muy grande, la cantidad de túneles que realizan es tan alta  que se llega a impedir completamente la circulación de la savia, ocasionando la muerte del árbol. Este empieza primero con el amarilleamiento de determinadas partes de la copa, después todas las hojas se vuelven amarillas y finalmente rojizas, señalando la muerte del árbol.

Hay que estar por tanto atento a todas estas señales de la actividad de este insecto para tratar de detectar la plaga: presencia de ramillos terminales secos, ramillos secos perforados en el suelo, copas que empiezan a amarillear por la actividad de las larvas en el floema y copas completamente rojizas o marrones.

Ramas terminales afectadas por la fase adulta de Tomicus. En el árbol estas ramas amarillentas aparecen salpicadas dentro de la copa. Cuando se secan completamente se pueden recoger del suelo y observarse los agujeros de estos insectos perforadores.

Cuando la larva termina de crecer forma una nueva cámara donde permanece en estado de pupa hasta que se convierte en adulto. Estos emergen por los agujeros de resina y se dirigen hacia los ramillos terminales donde se alimentan hasta alcanzar su madurez de apareamiento, empezando nuevamente el ciclo. La aparición de los adultos comienza en el mes de abril y puede continuar hasta julio.

Izquierda pupa de Tomicus y derecha detalle de los túneles larvarios, en dos pinos piñoneros del parque de la Alhóndiga. La típica forma de los tuneles, en espina de pez, se debe a que el adulto realiza el túnel central y, a partir de éste, las larvas escavan otros en sentido perpendicular.

Este es un resumen abreviado del ciclo del insecto que apunta cuales deben ser los métodos de lucha contra él. En primer lugar se debe evitar a toda costa la existencia de lugares donde pueda iniciarse el ataque de la plaga, como son restos de madera de podas o clareos. Por supuesto, deben de eliminarse todos los árboles muertos, permaneciendo el menor tiempo posible en el pinar. También se debe evitar la presencia de pies debilitados mediante claras.

Cuando el ataque está muy extendido se pueden aplicar tratamientos químicos con diferentes productos específicos. También se utilizan trampas de feromonas, localizas a 50 m de distancia unas de otras, dando una densidad de 4 trampas por hectárea. Éstas se colocan antes del primer vuelo de los insectos, que como hemos dicho se inicia en abril.

Pinos afectados por la plaga en la zona de pinos piñoneros de al lado del hospital de Getafe. Los superiores completamente secos. El inferior de la derecha, debilitado por haber sido torcido por el viento, está comenzando a verse atacado por los insectos. En la foto inferior izquierda trampa de feromonas mal colocada, con la tapa superior cerrada, por lo que no cumple la función de atrapar al insecto. Se localiza en la zona del pinar del límite sur del Parque de la Alhóndiga.

La trampa de feromonas de la fotografía superior se colocó en el pinar del lado sur del parque de la Alhóndiga, donde murieron gran cantidad de pinos por la plaga, como se ve en la siguiente secuencia de fotografías aéreas, correspondientes a los años 2005, 2017 y 2019. 


Pinos de la zona sur del Parque de la Alhóndiga, la más afectada por la plaga en el parque. A día de hoy todavía hay pinos atacados por el insecto.También existen zonas con una elevada densidad de pinos que favorece la aparición de árboles débiles más susceptibles de ser infectados.

En la serie de fotografías aéreas anteriores se aprecia el carácter contagioso de la plaga. Si no se eliminan rápidamente los árboles infectados, se produce una gran reducción de la densidad del pinar pero en zonas localizadas. Como no se ha actuado a tiempo, lo mismo que ha pasado en la zona de pinar del lado sur está sucediendo en el pinar pegado al hospital, como se ve en las siguientes fotografías.

Zona de pinar del Parque de la Alhóndiga pegada al Hospital. En la primera fotografía se observan las copas marrones de los pinos afectados y en la segunda los claros originados por su muerte.

La plaga de este insecto ha afectado solamente a los pinos piñoneros del Parque de la Alhóndiga, probablemente por ser menos resistentes a la sequía y estar más débiles que los pinos carrascos. Sin embargo en el cerro de los Ángeles ha afectado a pinos carrascos. Fue en este parque donde primero se detectó la plaga y el servicio de parques y jardines trató de controlarla pidiendo ayuda a los técnicos de plagas forestales de la Comunidad de Madrid. Estos le aconsejaron en 2006 que pusieran trampas para controlar las poblaciones de Tomicus (ese mismo año se instalaron 45 de estas trampas). En la actualidad se pueden observar numerosos árboles afectados en el Cerro de los Ángeles, así como otros muertos que no han sido retirados, con lo que esto supone para la extensión de los insectos así como el peligro de derrumbe sobre caminantes que circulen por el parque.

Pinar de pino carrasco del Cerro de los Ángeles. A pesar de presentar árboles muy vigorosos, situados en la periferia del monte, donde reciben más luz, las zonas del interior, excesivamente densas, tienen árboles debilitados, muchos afectados por la plaga de Tomicus y muchos derrumbados por el viento tras haber muerto por la plaga.

Resulta desalentador ver como año tras año la mala gestión de los espacios verdes de nuestro municipio, los deja cada vez con menos árboles. En el caso las zonas de pinar del Parque de la Alhóndiga, las actuaciones serían sumamente sencillas, únicamente eliminar los pies afectados por Tomicus y disminuir la densidad en algunas zonas de pinar. Lo mismo habría que hacer en el Cerro de los Ángeles, aunque en ese caso la extensión es mucho mayor. La colocación de trampas de feromonas también ayudaría a controlar la población de insectos.

Otro de los problemas de los que adolecen estas como otras muchas zonas de pinar artificial, tanto de parques urbanos como de repoblaciones en zonas rurales, es la extremada simplicidad del bosque, ya que normalmente solo tienen una especie. La simplicidad en la comunidad vegetal también significa una simplicidad en las comunidades animales. Entre estas podría haber pájaros comedores de insectos que, hasta cierto punto, podrían mantener las poblaciones de insectos patógenos en niveles más bajos.

Una manera de diversificar las repoblaciones de pinos es la plantación de otras especies como pueden ser encinas, coscojas, cornicabras, labiérnagos, jazmines silvestres, aladiernos, jaras y jaguarzos, romeros, etc. Todas estas también son especies mediterráneas que crecen de forma espontánea en los pinares y encinares naturales que existen en nuestra región. En el cercano término de Torrejón de Velasco, en el monte público Bomberos de Castilla, que es un pinar de repoblación de pino carrasco, se están plantando muchas de estas especies desde hace varios años y muchas de ellas ya se están reproduciendo de forma natural y extendiéndose por el resto del pinar. De esta forma, a la larga, se conseguirá un bosque mixto diverso en vegetación y también en fauna, más resistente a perturbaciones por plagas, sequías, u otros factores.


Plantaciones de diversificación vegetal en el pinar de pino carrasco Bomberos de Castilla, localizado en Torrejón de Velasco. Con estas plantaciones se conseguirá en el futuro un monte de mayor diversidad específica y estructural, mas resistente a perturbaciones como plagas y enfermedades.




lunes, 9 de junio de 2014

¿Por qué se riegan tan poco las plantas en Getafe?

Efectivamente, en Getafe se riega muy poco, a veces nada. No creo que la culpa de esto la tenga la herencia recibida, que a menudo se pone como escusa para todos y cada uno de los males de nuestro país, comunidad o ayuntamiento. Debemos recordad que las últimas elecciones municipales fueron en mayo de 2011, así que ya ha habido tiempo de mejorar un poco.
La impresión que yo tengo es que la gestión de los jardines sigue más o menos igual, como ya he comentado en otras entradas de este blog.
Veamos algunos ejemplos de como la falta de riego hace que se mueran año tras año numerosas plantas que se ponen en distintas partes de Getafe. La mayoría de los casos citados corresponden a estos dos o tres últimos años.


Calle Vereda del Calmuerzo

En esta calle, de unos 650 m, fueron taladas las falsas acacias (Robinia pseudoacacia) que crecían a ambos lados en el año 2007 (parece ser por quejas sobre la cantidad de pulgones que producían). Antes de barajar cualquier otro tipo de tratamiento se aplicó una solución radical: tala y posterior plantación de unos arces reales (Acer platanoides), un árbol bastante más exigente en humedad que las acacias. 

Lamentablemente la calle ya no ha vuelto a ser lo que fue. Después de siete años desde que se talaron  las acacias, aún ha habido que reponer esta primavera casi la cuarta parte de los árboles. Aunque algunos de los arces ya tienen un buen tamaño, otros se secan año tras año. ¿Cual es la razón?.... ... que cuando se plantan los árboles no se riegan, ni en la propia plantación ni en fechas posteriores, salvo raras excepciones. Así, año tras año, desde 2007.

En principio todos los alcorques eran de bordillo de cemento y tierra en su interior, como se ve en estas fotografías. 








Con la remodelación de las aceras, la mayor parte de los alcorques fueron adoquinados. Se tapó la tierra porque, supuestamente, se estaba instalando por todo Getafe un sistema de riego con agua reciclada, para ahorrar. Como en otras muchas partes de nuestro municipio el riego automático nunca llegó. Los alcorques quedaron muy bonitos, como se puede ver, pero el agua no llegó a las plantas: 

Vereda del Calmuerzo en 2008

Alcorque con adoquines

Vereda del Calmuerzo en 2011

El problema de poner adoquines en los alcorques es que queda poco espacio para el riego con manguera, el único posible si no hay un riego automático instalado, como es el caso. Pero para la jardinería de Getafe esto no es un problema, ya que hay poca costumbre de regar.

La consecuencia: año tras año se ponen árboles que se secan, como se puede ver en estas fotografías, tomadas en el verano de 2013:




En el año 2012, con motivo de un informe para la comunidad de vecinos en la que vivo, de los 122 árboles de la calle conté 22 secos por falta de riego. De los restantes muchos mostraban una escasa vitalidad, con pocas ramas y crecimiento muy pobre en la última estación y algunos con signos de una muerte inmediata. 

En el año 2014 la cosa no ha mejorado. Había 24 alcorques sin árboles (4 más que en 2012) de los que solo se replantaron en primavera 18. Cuatro de éstos han muerto ya, entre ellos un pino piñonero (Pinus pinea) y otros cuantos muestran un rebrote escasísimo. Si no se les riega (como es costumbre) correrán el mismo destino que los plantados en 2012 y 2013. Estas fotografías, tomadas a finales de mayo, muestran la situación de algunos de los árboles .

Uno de los arces
plantados en la primavera
de 2014, que ya se ha
secado por falta de riego
Otro de los arces a punto de secarse
Detalle del árbol de la
izquierda, donde se
aprecian las hojas ya secas



Hasta los árboles más rústicos, como este
pino piñonero, se secan si no se les riega
Detalle de este mismo pino, donde aprecia
la mitad de la copa ya seca.




















Cada año la plantación es más patética, como si ya se contara con que los árboles se van a secar, como siempre. En años anteriores se habían quitado algunos adoquines para que hubiera sitio para un posible riego, que nunca llegó. Pero este año, junto a muchos de los árboles hay un montón de tierra. Todo lo contrario a un hueco donde se quiere echar agua.

En años anteriores se quitaron
algunos adoquines para la
aplicación de un posible riego.
Árbol tras la plantación de este año. En vez de dejar un hueco
para regar, se ha dejado un montón de tierra
alrededor del tronco del árbol.

Sorprende (o nó, ... ya estamos acostumbrados) que ya casi entrado el verano aun no se hayan regado los árboles. Buena parte de ellos, tras un rebrote escasísimo, comenzarán pronto a secarse.

Este sistema de sembrar árboles entre adoquines se ha extendido por todo Getafe. Es verdad que es mucho más limpio que un alcorque de tierra, a menudo lleno de cacas de perro, de basura o de malas hierbas. Pero es totalmente inviable si no existe un riego automático enterrado. Sin embargo estos alcorques adoquinados resultan a veces igual de sucios y feos que los tradicionales, si no se limpian de hierbas y de cacas , a lo que se añade la presencia de tocones de los árboles que se han secado por no haberles regado. Estas fotografías fueron tomadas en primavera.







Pasados unos meses, con la hierba en los alcorques ya seca, el aspecto es todavía peor:

 





Mas árboles entre adoquines en la Alhóndiga

En este barrio también se han puesto árboles entre adoquines que, lógicamente, al no regarse, se han secado en su mayoría.

Tres árboles seguidos secos por falta de riego,
rodeados de bonitos adoquines amarillos
Árbol a punto de secarse, con la corteza reseca
y enferma, a causa de la debilidad del árbol
por la falta de riego
 Al lado de éstos, los árboles sembrados en alcorques convencionales, que han recibido algún riego manual o han podido acumular el agua de lluvia, están en muchas mejores condiciones:

                  

Pero esta esta falta de previsión para al riego no solamente sucede en calles con arbolado ya instalado en el que se reponen los árboles secos en la siguiente temporada. También sucede en jardines recién plantados.


Nueva zona ajardinada junto al metro Conservatorio

En los nuevos jardines instalados en 2014, cuatro de los árboles se han dejado en zona de terrizo, y se han regado con manguera, pero está claro que no lo suficiente, como estamos acostumbrados, y dos de ellos ya se han secado.


El plátano de sombra de la derecha ya se ha secado
a causa de un riego deficiente.
Árbol con alcorque tradicional
para riego.








Pero en las zonas de césped también se han plantado árboles y muchos de ellos también se han secado. Aunque el riego propio del césped puede ser suficiente para árboles ya establecidos, para árboles recién plantados puede ser escaso, como se muestra en estas fotografías. Parte de los árboles muertos parecen cinamomos (Melia acedarach), ya que sin hojas es difícil diferenciarlos. Ninguno de los nueve árboles plantados ha brotado y seguramente ya nunca lo hará. 

Estos árboles de una zona de césped, probablemente cinamomos
se han secado en su totalidad





También se plantaron en el césped grandes plátanos de sombra, de más de 4 m de altura y unos 20 cm de circunferencia. De los seis árboles plantados a día de hoy solo ha brotado uno. 
Como suele ser habitual en las plantaciones de Getafe, parte de los árboles están torcidos por no haberse apelmazado lo suficiente la tierra y no haberse colocado tutores de sujeción, algo realmente sorprendente en la jardinería actual.

Plátano que aún no ha brotado en pleno
periodo vegetativo, como se ve en los
árboles de atrás, síntoma de una más que
posible muerte durante esta estación.
Plátano de sombra con un rebrote escasísimo, que
es posible que no subsista con el único riego del
césped si el verano es muy seco


Se debe de tener mucho cuidado con los árboles que plantan en praderas de césped. Incluso un árbol tan resistente como el pino piñonero debe ser cuidado hasta que llegue a edad adulta. Si no es así pueden morir por falta de riego, o porque el riego solo llega a la parte superior del suelo, como les ha sucedido a algunos pinos de esta zona. Estos llevan ya puestos desde hace algunos años, pero en los años precedentes han ido muriendo varios de los más próximos a la estación de metro de Conservatorio:  

El 21 de abril el pino ya mostraba signos
preocupantes.
El 6 de marzo el pino ya estaba completamente
seco. Días después fue talado.


Nueva zona ajardinada en Juan de la Cierva

Se ha remodelado toda la zona ajardinada entre la Plaza J. Heredia Fernández y la Plaza de las Heras. En el pequeño parque en que hay en la primera plaza parece que las plantas van subsistiendo gracias a un riego por aspersión puesto en zonas de césped y de arbustos y trepadoras.

Entre estas dos plazas hay un parque infantil y una zona de bancos, donde también se ha arreglado el césped y los setos y se han plantado distintos árboles. La suerte de estos ha sido muy desigual.

Por ejemplo una fila de siete grandes cinamomos (Melia azedarac), torcidos una vez más por una mala plantación y falta de tutores, se encuentran completamente secos porque el riego que se les puso no ha funcionado (otra vez más). 
El sistema que se quería poner es de lo más novedoso, muy poco extendido aún en el riego de parques y jardines (yo solo lo había visto en el Parque del Retiro de Madrid). 
Se trata de unos accesorios llamados inundadores, diseñados, según el fabricante, para un riego eficiente de árboles y arbustos suministrado directamente a la raíz. Se puede ver información sobre este sistema de riego en la web: http://www.hunterindustries.com/sites/default/files/BR_RZWS_sp.pdf. 
Exteriormente se observa una rejilla circular por la que parece que va a salir agua, pero éste realmente se introduce en el interior del suelo. Aunque, por muy sofisticado que sea un sistema de riego si no se le pone en funcionamiento, los árboles al final se secan, como les ha sucedido a estos árboles.

Cinamomos torcidos por una mala plantación,
y además secos por no haber sido regados.
Sistema de riego con inundador que, de momento,
todavía no ha funcionado

Hay algún cinamomo más en zona de tierra que también se ha secado. Sin embargo,  han tenido mejor suerte los árboles sembrados en el césped, tanto cinamomos como plátanos de sombra. La mayoría han brotado, aunque escasamente, y por su aspecto actual no queda claro si podrán sobrevivir nuestro seco y caluroso verano.

Cinamomos sembrados en zona de césped, con
escasa brotación ya a finales de mayo.
Plátanos de sombra sembrados en zona de césped, con
brotación algo mayor.


Dentro de la misma zona varios cerezos de Pissard (Prunus cerasifera var. pissardii) también plantados en zona de césped, se han secado, bien por una mala plantación o por falta de riego, o por las dos:



Es probable que de estas partidas de árboles compradas para las nuevas zonas ajardinadas hayan sobrado algunos que se han puesto en otras partes del municipio. Aunque, como son sobras, se les ha dejado completamente abandonados, como ha sucedido junto al Hospital de Getafe.


Reposición de árboles junto al Hospital de Getafe

A pesar de ser una zona tan transitada, en la calle lateral a la carretera de Getafe a Leganés, junto al Hospital Universitario de Getafe, hace años que faltan muchos árboles. Se vuelve a repetir la situación de un riego instalado para asegurar la supervivencia de los árboles que seguramente nunca llegó a funcionar.

Huecos donde faltan árboles
Tubería preparada para el riego
que nunca llegó a funcionar


La fila de plátanos que sube por la izquierda de la calle hasta el polideportivo Sector-3, con unos 650 m de longitud, debía de contener 98 árboles. Pero faltan 22, de los que se replantaron 8 de los de mayor calibre que existen en el mercado (unos 18-20 cm de circunferencia). Un parchecillo más de los que van haciendo aquí y allá en jardines y calles del municipio. 
No hay un plan para mantener y reponer todos los árboles y/o arbustos de una zona. 

No se ha mostrado mucha pericia a la hora de plantar los árboles ya que, como en otras ocasiones, están bastante torcidos y, cuando se observa el terreno a su alrededor, se ven las grietas ocasionadas por el movimiento del árbol con el viento, debido a su mal anclaje (ya saben: 
no se compactó el terreno y no se pusieron tutores).

Árboles rematadamente mal plantados
Árboles rematadamente mal plantados

Ahuecamiento del terreno en torno al árbol, por la mala
compactación del terreno al realizar la plantación

Los árboles nuevos se pusieron a mediados de febrero. No se consideró oportuno regar, algo que no hubiera estado mal aunque haya habido algunas lluvias por esas fechas. Pero es que, más de tres meses después, no se ha dado ningún riego. Obviamente los árboles no han brotado y probablemente nunca lo hubieran hecho aunque se les regara ya por estas fechas.

A diferencia de los árboles ya establecidos los
plátanos de sombra plantados aún no han
brotado y es probable que no lo hagan nunca,
ya que , como es costumbre en Getafe, no se
les piensa regar. 
Es una pena que estos grandes árboles no puedan rellenar
el hueco de los que se secaron.
!Cuanto trabajo y cuanto dinero desperdiciados¡


Lógicamente, unos árboles de tal calibre (algunos más altos incluso de los que ya hay arraigados en la misma alineación, como se puede ver en las fotografías), sin ningún tipo de riego estaban condenados a morirse.
Ninguno de los plátanos brotó, cuando todos los árboles de la zona llevaban semanas completamente llenos de hojas. El 9 de junio he pasado por la zona y he visto que han talado los 8 árboles que pusieron. Es algo que resulta increible. En la siguiente fotografía se puede ver uno de los tocones con el corte reciente.




Árboles secos en el Parque de la Alhóndiga

Nuestro parque más emblemático también ha sufrido la desidia de nuestros gestores jardineros, habiéndose dejado secar en él numerosos árboles. 

Por ejemplo los árboles de la entrada principal se dejaron morir sin ningún tipo de complejo. Se trata de unos magnolios (Magnolia grandiflora) de más de 3 metros de altura, que estaban situados a ambos lados de las fuentes que flanquean la calle principal. Este árbol, propio de  riberas y bordes de pantanos del SE de Estados Unidos, es bastante exigente en humedad, y debía de haber contado con un sistema de riego automático o con un riego periódico con manguera. Pese a estar las tuberías, el riego nunca funcionó y la mayor parte de los árboles, incluidos los laureles que acompañaban a los magnolios, se han secado.  


Poco después de inaugurado el parque tras
la remodelación (1-03-11)
Las tuberías de riego estaban listas para
ser usadas pero nunca han funcionado.

















Aspecto general de la entrada del parque, un poco antes de que se empezaran a secar los magnolios

Solo dos meses después de ser plantados ya
había algunos magnolios secos, debido
a la falta de riego (26-04-11)
En pleno verano los magnolios que quedaban
estaban en un estado penoso, mientras
que los laureles aún subsistían (27-07-11)
Tras un verano más de abandono los laureles no fueron capaces
de resistir la falta de riego (21-09-12)


Después de secarse todos los laureles (9 en total) y 6 de los 10 magnolios, en los huecos se han plantado el año pasado 14 arces negundos (Acer negundo) y un cinamomo (Melia azedarach). De los cuatro magnolios que quedan uno está casi seco en su totalidad, otros dos tienen menos de un 10 % de hojas verdes y el restante está algo mejor.

Aspecto actual de la entrada del Parque de la Alhóndiga, señalándose la posición de los magnolios que se conservan
de los sembrados en 2011


Uno de los magnolios está casi
completamente seco
A pesar de no haber sido regado en los
últimos  tres años, uno de los
magnolios aún tiene una copa aceptable.


Los arces negundos plantados presentan mejor aspecto. Esto se debe a su mayor rusticidad y a que llevan menos tiempo que los magnolios padeciendo la sequía causada por la falta de riego. Al observar los alcorques da la impresión de que no han sido regados nunca: no se aprecia el típico hoyo que causa la fuerza del agua que cae de la manguera ni se ha hecho ningún hueco con la azada para que se acumule el agua, como se puede ver en la fotografía inferior.

El aspecto de los arces es mucho mejor que el de los
 magnolios, debido a su mayor rusticidad y a que
llevan menos tiempo padeciendo la sequía por
falta de riego
¿Cuanto tiempo permanecerá así este arce
si sigue sin recibir ningún riego?
Vista de uno de los alcorques de los arces negundos, donde
no se observa ningún signo de que haya sido jamás regado

La falta de riego de árboles y arbustos se ha extendido a otras zonas del parque. Justo detrás de las fuentes de la calle principal hay seis grandes jardineras con bancos adosados donde se plantaron unos bonitos rosales. En principio se les puso un riego por goteo que estuvo funcionando durante un tiempo. 

Grandes jardineras con rosales rojos instalados al mismo
tiempo que los magnolios y laureles de la entrada principal.
3-01-2012
Detalle del la zona mojada por el tubo
de riego por goteo


Después el riego dejó de funcionar y en 6 de las 12 jardineras se han secado por completo los rosales. El estado de los rosales que quedan es bastante peor que el que se observa en las fotografías anteriores. 
Una vez más la causa es la falta de riego. 

Jardinera que en otro tiempo tuvo rosales.
21-09-2012
Aspecto actual de una de las jardineras que aún
conserva los rosales 

En las 6 jardineras donde se han secado los rosales se han plantado durillos (Viburnum tinus). Parece que tampoco han recibido mucho riego y algunos ya empiezan a secarse. 


Jardinera con durillos que aún presentan un buen estado,
 a pesar de la falta de riego
Entre los durillos se observa una rosa
roja, testigo de lo que hubo en otro
tiempo en la jardinera


Algunos de los durillos empiezan a secarse por
falta de riego, a pesar de que haya tuberías de
goteo que funcionaron en otro tiempo
Detalle de uno de los durillos
cuyas hojas están empezando
a marchitarse




En la misma remodelación en la que se plantaron los magnolios y los rosales se hizo también una plantación de plátanos de sombra de muy mala calidad, junto al monumento a las víctimas del 11 de marzo. Se trataba de palos sin ninguna ramificación que han sufrido un destino similar al de los magnolios. A pesar de los grandes alcorques que se hicieron a su alrededor, se les han dado muy pocos riegos y como consecuencia han muerto más de la mitad de los que se plantaron.

Plantación (21-03-2011)
Escasa brotación (27-07-2011)


Árboles secos (21-09-2012
Aspecto actual de algunos de los
plátanos de sombra que aún sobreviven
tres años después, sin apenas haber sido
regados


También se pusieron por esas fechas varias filas de arbustos junto a la calle lateral que recorre el lago de este parque. Algunas de estas alineaciones, seguramente las menos protegidas por  la sombra de los arboles, murieron por falta de riego. La siguiente secuencia de fotografías muestra lo ocurrido en una de las filas que fueron plantadas con fotinias (Photinia serrulata):

Tras la plantación, el 29-03-2011
Tan solo un mes después las plantas ya mostraban síntomas
preocupantes (26-04-2011)
A falta de riego los arbustos no fueron capaces de resistir
los rigores del verano (27-07-2011)

Lejos de mejorar la situación, en la actualidad se sigue teniendo "alergia al riego". Se ha continuado plantado árboles dentro del parque, algunos de gran tamaño. Entre ellos unos almeces (Celtis australis) y pinos piñoneros (Pinus pinea), en la parte alta del parque. También se han hecho grandes alcorques que parecen más bien destinados a recoger el agua de lluvia, puesto que no muestran ninguna señal de haber sido regados recientemente. El almez, árbol característico de zonas húmedas (riberas, barrancos y roquedos donde rezuma agua, etc.), ya está empezando a sufrir los efectos de la sequía, y uno de los árboles tiene las hojas bastante secas, aunque aún verdes.


Grupo de almeces plantados en la
parte alta del parque
Alcorque de uno de los almeces, donde no se
observa ningún signo de haber sido regado
recientemente




Fila de pinos piñoneros junto a la laguna situada en la
parte alta del parque
Alcorque de uno de los pinos, en el que no se
observa ningún signo de haber sido regado
recientemente



Plantaciones en la plaza de Tirso de Molina

Las zonas ajardinadas de esta plaza del barrio de la Alhóndiga han sido renovadas recientemente. Tras un vistazo superficial podría parecer que el trabajo ha merecido la pena. Pero si, como nos tememos, se sigue la costumbre de no regar, lo más seguro es que gran parte de las plantas se mueran, aunque la mayoría sean adelfas (Nerium oleander), planta rústica y resistente a la sequía donde las haya. No obstante, el árbol acompañante de las adelfas es el tilo (Tilia sp), un árbol bastante exigente en humedad. Si la adelfa es capaz de crecer en las ramblas resecas de Almería el tilo es un árbol de montaña, que crece en cañones y gargantes con mucha humedad.

Aspecto de una de las nuevas zonas ajardinadas de la Plaza de Tirso de Molina, en el barrio de la Alhóndiga 



La disposición en que han quedado las plantas después de la plantación nos reafirma en nuestra sospecha de que jamás se van a regar o si se riegan no va a ser de la manera más correcta. En efecto, a falta de riego automático, que no existe puesto que no se ven tuberías, tampoco se ha hecho ningún tipo de alcorque para el riego con manguera. Ni siquiera para los delicados tilos. Es más, parece casi seguro que ni siquiera se han regado cuando se plantaron, algo habitual y sorprendente en las plantaciones realizadas en este municipio.

Disposición de las adelfas y uno de los tilos en las nuevas zonas ajardinadas,
donde se aprecia la ausencia de alcorques para el riego
La disposición de las plantas en esta pequeña pendiente, más que ayudar a
la acumulación de agua, favorece su perdida a favor del desnivel.

En otras zonas de la misma plaza también se han puesto plantas que tampoco parecen haber sido regadas nunca o casi nunca, aunque se observan algunas tuberías de goteo rotas. Muchas de las plantas se han secado y otras están en un pésimo estado.



 



Otros ejemplos de árboles que se han secado por falta de riego

La lista de defunciones arbóreas por una incomprensible fata de riego es numerosísima. Estos malos hábitos vienen de atrás, pero en los últimos años no ha mejorado en absoluto. 

Laureles de la calle de Leganés
Uno de los ejemplos que más me sorprendió hace algunos años fue el de estos laureles plantados desde la rotonda de la carretera de Toledo, junto al Hospital, hacia la Estación de Getafe Central. Se plantaron laureles de gran talla (unos 2 m de alto) y entre medias rosales rojos. 
Todos los laureles se secaron, todos, no quedó ni uno. Después fueron repuestos por otros de la mitad de tamaño que aún perviven. 
La calle Leganés en 2008, antes del ajardinamiento de la mediana.

La calle tras el primer intento de ajardinamiento (2010). 
La calle en 2011, después de que todos los grandes laureles se
secaran y fueran sustituidos por otros de talla mucho menor.

Palmeras de la calle Ferrocarril
Al final de esta calle se plantaron palmeras de unos 2 m de alto en grandes macetas:


Aunque suene repetitivo, la falta de riego ha causado la muerte de todas las palmeras menos una. En algunas de las macetas se han puesto nuevas plantas, ya no palmeras sino aligustres del Japón (Ligustrum japonicum). Con lo bonito que quedó cuando se hizo el arreglo de la calle, lo que hay ahora son algunas macetas vacías, donde queda el tocón de la palmera, otras con aligustres y otra con una palmera (chapucillas tras chapucillas). ¿Porqué no se pone de una vez lo apropiado para estas macetas, se riega y se dejan de dar bandazos?

Uno de los maceteros con el
tocón de una palmera
Vista del aspecto actual de la calle, donde se aprecia la
única palmera superviviente.

En esta misma calle pero en la mediana (que por cierto, ha sido remodelada unas cuantas veces), algunos de los laureles están empezando a secarse ¿adivinan por qué?.


 


Magnolios de la entrada del Polideportivo Cerro Buenavista
En la entrada del polideportivo se pusieron dos magnolios en grandes macetas; por su puesto que no se regaron y al poco tiempo murieron: 

Uno de los magnolios antes de secarse,
mostrando signos de marchitamiento
por el color amarillento de las hojas

A pesar de llevar meses secos, los dos
 magnolios que flanquean la puerta del
polideportivo aún no han sido quitados
Magnolios de la Avenida de la Libertad

En la primera rotonda de la Avenida de la Libertad, junto al Hospital de Getafe, también se plantaron grandes magnolios en 2011, en los que se iba a poner un riego, como se puede ver en la fotografía inferior. Un riego que nunca ha funcionado, como otros tantos. Quizás no hayan sido regados nunca y a día de hoy es un milagro que aún sobrevivan.  
En la parte izquierda de la fotografía se
puede ver una tubería que formaría
parte del sistema de riego que
nunca ha funcionado
La rotonda al poco de inaugurarse en 2011
Tres años después los magnolios sobreviven
de milagro. Cada vez tienen menos hojas y,
de no regarse, morirán pronto.

El precio de una gestión tan nefasta

Evidentemente la muerte continuada de tantos árboles supone un gasto cuantioso, más aún cuando los árboles son de gran calibre. En esta costumbre instalada durante los años de la democracia de inaugurar cosas, no se piensa en el corto y medio plazo y cuanto mejor quede la foto mejor. No se dan cuenta nuestros gestores lo feo que queda que solo semanas después la fotografía cambia mucho y los ciudadanos lo vemos.

En fin fijándonos solamente en algunos de los casos citados se puede ver el volumen de gasto que supone tanta pérdida de árbol. Veamos por ejemplo lo que ha supuesto la muerte de los plátanos de sombra de la zona de Conservatorio (7 en total) y los situados junto al Hospital de Getafe (8 en total).

Consultados los precios de los plátanos de sombra de este calibre (unos 18-20 cm de circunferencia de tronco a un metro de altura) en la web http://www.basepaisajismo.com/, se indica que su precio en 2013 era de 52 euros la unidad, lo que para el total de los 15 plátanos supone 780 euros . Si a esto le sumamos el gasto de transporte y plantación, resulta una una perdida muy elevada y bastante absurda, por
la costumbre incomprensible de no regar los árboles que existe en este municipio.
Pero es que no han sido solamente estos quince árboles los que se han secado, sino muchos más.

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Después de los ejemplos anteriores podríamos pensar que existe realmente una animadversión hacia el riego en la jardinería de Getafe. Cómo se explica si no que se pongan grandes árboles que se dejan secar repetidamente en tantos puntos del municipio.

Aunque me he limitado a citar casos de las zonas que mejor conozco, me temo que en otras partes del municipio haya situaciones parecidas. De hecho he visto casos similares en otros barrios, aunque no los puedo documentar con fotografías.

Esto contrasta con lo que se hace en otros municipios cercanos, como en Leganés. Por ejemplo en el Parque de los Frailes, junto al Hospital Severo Ochoa, se riegan con manguera los arbustos que no tienen instalado riego por goteo entre dos y tres veces por semana. En zonas urbanizadas recientemente junto a este parque, el arbolado lleva puesto más de cinco años y conserva su riego por goteo, aunque los plátanos de sombra ya están más que arraigados, como se observa en estas fotografías:


Plátanos de sombra que llevan más de
cinco años plantados y siguen siendo
regados por goteo
Detalle del riego por goteo
funcionando





















Pero es que incluso en zonas abandonadas al tráfico rodado, por donde solo caminan los paseantes y las bicicletas, el arbolado se cuida mucho mejor de lo que se hace en Getafe en la calle más transitada. Véase por ejemplo el magnífico estado de estos plátanos de sombra en una zona del polígono de la Ciudad del Automóvil de Leganés, cortada al tráfico tras la burbuja inmobiliaria, porque las naves industriales que se iban a hacer al final no se construyeron:


En esta zona cortada al tráfico de la Ciudad del Automóvil  de Leganés, con
escaso tráfico de personas, no se ha muerto ni un solo árbol y el riego por
goteo funciona con normalidad.

No llego a entender como un municipio como Getafe que se tiene moderno no es capaz de poner en práctica un plan de riegos para sus plantas, que debería figurar seguramente en algún pliego de condiciones técnicas del mantenimiento de los jardines. Pero es que un año tras otro veo que árboles recién plantados se secan por falta de riego. Incluso donde se ponen riegos automáticos, no funcionan con normalidad, o si lo hacen, al poco tiempo dejan de funcionar, poniendo a las plantas al límite con el resultado de la muerte de muchas de ellas.

Da bastante vergüenza que una práctica que ya conocían en Mesopotamia y Egipto, hace más de 3000 años, para que sus jardines crecieran, no sea aplicada en un municipio del siglo XXI. En el manual más básico de jardinería se trata el riego como asunto principal. Todo agricultor sabe lo que tiene que regar y lo que es de secano y no parece que los árboles y arbustos de nuestros jardines sean de secano. No estamos precisamente en Asturias o Cantabria, donde llueve hasta la saciedad.

Los manuales técnicos de jardinería establecen unos periodos de riego de sobra conocidos. Por ejemplo en el libro "La empresa de jardinería y paisajismo" de Serafín Ros Orta, de 2006, se indica que en zonas ajardinadas con árboles o arbustos de la mayor parte de España (exceptuando la franja cantabro-pirenaica) se debe de regar de mayo a septiembre, ambos inclusive, tres veces por semana, de abril a octubre una vez por semana, y durante el resto no suele ser necesario ningún riego. En el mismo sentido son las recomendaciones de Fernando Gil-Albert en el "Manual Técnico de Jardinería, Tomo II, Mantenimiento" del año 2008. Pero es que también, desde hace años, se han desarrollado fórmulas precisas para calcular los tiempos de riego en función de la climatología de cada lugar.

Para finalizar este alegato a favor del riego merece la pena recordar las palabras de un botánico ilustre, Miguel Colmeiro, que también escribió de jardinería en el siglo XIX y que decía en su libro "Manual completo de Jardinería" (año 1859):

"No hay vegetación sin agua, porque este líquido, compuesto de oxígeno e hidrógeno, no solamente entra en la constitución de las plantas, sino que es el vehículo de todas las materias nutricias que se hayan en el terreno, y que sin estar disueltas no podrían ser absorbidas por las plantas"